Los introvertidos aparentemente viven poco (hablando cuantitativamente) porque todo lo viven doble o triplemente en sus cabezas, mirándolo a veces desde distintas perspectivas y otras, tortuosamente, desde la misma, en una cantidad obsesiva de repeticiones que les permita comprender un mundo que les parece esencialmente incomprensible, descifrar un enigma del que saben de sobra que no tiene solución.
Aquí un artículo de Juan Pablo Carrillo Hernández sobre Salinger y Murakami en pijamasurf.com
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